Murcia, la Fuensanta y los
franceses
ANTONIO
PÉREZ CRESPO Cronista Oficial de la Región
de Murcia
Los efectos de la invasión francesa, se sintieron
más o menos intensamente en las distintas partes
de España. En la Comunidad murciana fue más
el miedo que infundieron las tropas francesas entre el vecindario
que las acciones de guerra que se produjeron. Al grito de
Guerra por la Independencia los españoles se organizaron
en Juntas provinciales: en la constituida en Murcia se integraron
las autoridades constituidas y diversas personas, entre
ellos José Moñino, conde de Floridablanca.
La Junta, que se reunía en el Ayuntamiento, acordó
traer a la Virgen de la Fuensanta a la Catedral y nombrarla
generala de Murcia y su reino.
El
31 de mayo de 1808, después de la misa de coro, la
Junta puso en manos de la Virgen el fajín y el bastón
del general Heceta, que el brigadier Pedro de Llamas y Molina
ofreció por enfermedad del general. La tropa formada
cubría las calles desde el Ayuntamiento a la Catedral.
Al frente de la comitiva iba el Pendón Real y el
del reino de Murcia; el brigadier, enmedio de la formación,
llevaba en una bandeja de plata el fajín y el bastón.
El Cabildo salió a recibir a la Junta, se rezó
una breve oración, y el brigadier entregó
al presbítero Bartolomé Tobar, sacristán
mayor, el fajín y el bastón. La tropa hizo
tres descargas, sonaron los órganos y hubo repique
general de campanas en toda Murcia. Y una noticia, un tanto
extraña: "Dos generales franceses que vinieron
a la ciudad tuvieron en rehenes a dos del municipio y a
dos canónigos. Sacaron una contribución y
volvieron a Granada".
Después,
se le puso al Niño otro fajín encarnado. Antonio
Lucas, Marqués del Campillo, regaló a la Virgen
un bastón de caña de las Indias de gran valor,
con puño de oro y diamantes, que le constó
10.200 reales. Cuando felicitó por su regreso al
Rey en mayo de 1814, le dijo: "Señor, los murcianos
no hemos tenido general, sino generala". Y preguntó:
¿A la Virgen. Respondió: "Sí,
señor", y añadió Su Majestad:
"Sí, sí, esto ha sido un milagro".
En
un pliego de cordel se reprodujo la imagen de la Virgen
de la Fuensanta, con esta nota: "Devoción a
María Santísima de la Fuen Santa, Protectora
y Generala del Exército de Murcia".
Vamos todos á su hermoso Templo,
que el Te Deum laudamos
/ oigamos cantar,
á la Virgen de la Fuen Santa
que es la Defensora
/ de la Christiandad:
y luego llegad,
al pedirle que saque á Fernando,
que es la Generala
y en su mano está.
Ya, Godoy, se acabó tu maraña,
que tanto en la España fuiste
/ con traición,
que la Virgen como Generala,
formó prontamente todo
/ su Esquadrón:
Vamos, español,
á pedir que traiga á Fernando,
que está en el Dominio
de Napoleón.
Esta
rogativa se completa con un Romance Histórico, cuyo
original se conserva en el Archivo Municipal de Murcia:
Un Romance Histórico. Rogativa a María Santísima
de la Fuensanta. Protectora y Generala del Exército
de Murcia, implorando interponga su divino auxilio con su
Santísimo Hijo, y nos conceda victoria contra nuestros
enemigos.
Debemos
este romance anónimo, lleno de ingenuidad, y de curioso
sabor histórico a la amabilidad de don José
Alegría, ferviente murcianista que también
nos ha facilitado los originales para componer las páginas
iconográficas de la Virgen.
En
unas coplas a María Santísima de la Fuen Santa
para que sean cantadas y termine la epidemia en Cartagena,
Alicante y Málaga y para que María Santísima
por medio de su intercesión, favor y auxilio nos
alcance la victoria que deseamos todos los Españoles.
Bolved
Virgen Soberana
esos tus ojos serenos,
y librar de tantas penas
a los tres Infantes tiernos.
Socorred
a nuestro Regente
en el trance que está puesto,
y haced como Generala,
que acabe con los perversos.
Despierten
todas las almas
de aquese profundo sueño,
y alabemos á María,
que ella nos dará el consuelo.
Soberanísima
Aurora,
darle vos vuestro remedio
á nuestro Rey Don Fernando
que está en Francia Prisionero.
Muera
la nación Francesa
que su Santa Ley perdieron,
y vivan los españoles
pues que la estan defendiendo...
Ramón
Blanco, comentando el asunto del generalato de la Virgen
de la Fuensanta, relata que se le rindieron honores de Capitana
Generala con mando en plaza. El ayuntamiento de Murcia en
1809 hizo votos de asistir a la función religiosa
que todos los años se celebra en la Catedral el día
del Dulce Nombre. Y termina preguntándose: "¿Por
qué a Nuestra Patrona no se le rinden los honores
tradicionales a partir de que el alcalde Delmás prescindiera
de ellos? Afirma que si la costumbre hace ley, aunque no
exista la autorización reglamentaria, debe respetarse
lo tradicional. Para aquellas personas que son entusiastas
de la Patrona, molesta que en las fiestas de la Coronación
no se le hayan tributado los honores de Capitana Generala
con mando en plaza".
Díez
y Lozano en su Breve Oración, reproduce el juramento
del primer Escuadrón de Caballería del Regimiento
de Nuestra Señora de la Fuensanta formado en la plaza
del Arenal de Murcia y su juramento del 6 de julio de 1808:
"Soldados, Caballeros del Regimiento de nuestra Señora
de la Fuen Santa, dignos Xefes de tan distinguido cuerpo,
oídme: esta Ciudad y todo su Reyno se ha puesto desde
el primer día baxo la protección de la Santísima
Virgen con el título de la Fuen Santa. Todos los
cuerpos que han salido para campaña militan debaxo
de sus vanderas. Todos llevan estampada su imagen en sus
insignias, y en las fronteras de este Reyno á presencia
del enemigo, que ocupa Almansa, no cesan de victorearla
con continuos vivas, como a su principal Generala. Llevais
su propio nombre, el Regimiento se ha de llamar con su santo
nombre, que después del de Dios, es el mayor de todos
los nombres".
"Habéis
empezado a merecerle. Habéis sacrificado vuestra
quietud, y convivencias para alistaros en este cuerpo. Habéis
gastado vuestra hacienda para montaros, vestiros, y manteneros
a vuestras propias expensas; cosa no oída todavía
de ninguna de nuestras provincias más ricas y poderosas.
Acabad de merecerle sacrificando vuestra vida antes que
manchar este nombre, antes que perder ese rico estandarte
que acabáis de recibir, antes que se diga: no se
portaron como Caballeros de la Fuen Santa".
"Nobles
é Hidalgos, que componéis la mayor parte de
este cuerpo, vais a añadir nuevo Ilustre a vuestras
familias. Hombres decentes, y honrados, que formais el resto,
ya estais en el primer escalón para subir a la mas
alta nobleza. Subamos todos a la cumbre de la mayor gloria,
en honor de nuestra patria, de nuestra inclita Nación,
cuyo nombre va a remontarse sobre el de todas las Naciones,
en sacrificio por nuestro Rey cautivo, cuyas cadenas vais
a romper, en holocausto por el Dios de los Exércitos
que nos protege, y en olor de suavidad por nuestra Generala.
El enemigo está cerca. Pisa las tierras de vuestro
Reyno de Murcia: esto debe llenaros de mayor enojo. No le
temais: es un enemigo injusto, y la injusticia es la madre
de la cobardia, y medio seguro de vencerle".
Esta
Junta superior de Gobierno acaba de nombrarme vuestro Capellán
de honor, y este es un nuevo empeño, una nueva obligación
para mi de encomendaros a Dios, y de serviros. A vosotros
toca honrar vuestra patria con vuestras acciones heroicas,
extender vuestro nombre por toda la tierra, y hacer que
en toda ella resuenen sin cesar los gloriosos vivas de 'Viva
nuestra Señora de la Fuen Santa, Viva el Rey Fernando
VII, Viva el Regimiento de Caballeria de la Fuen Santa'.
Todo el pueblo respondió: '¡Vivan!', y entre
estas aclamaciones marchó para Campaña.